Húmedas, tiernas, firmes, frescas
tus manos alfareras, suaves de alelí.
¡Ay si posaras tus dedos embarrados sobre mí!
Dieras a mi sumisión informe, formas diversas,
ora redondas, ora cuadradas, ora cuniformes.
Modelaras mis bajas pasiones en virtudes enormes.
¡Ay si tomaras mi sumisión entre tus dedos!
Tornáranse querubines los fantasmas y los miedos,
levantaras en mi pecho tus palacios inmortales,
rindiera vasallaje a tus miradas inferno-celestiales.
Vasija, ánfora helénica o humilde botijo campesino,
en mi mente, cuando arcilla, cuando piedra de cantera
esculpieras, maestra, para mí un nuevo y oculto destino,
y en en ésta tu obra, aún pequeña, cabría la mar entera.
Alfarero
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