Pasa a menudo que cuanto uno más duerme, más sueño
tiene. Y pasa a menudo que uno cuanto más se aleja de una realidad, la que sea,
menos necesidad tiene de formar parte de esa realidad.
Evidentemente eso no
quiere decir que uno deje de formar parte de esa realidad, ni quiere decir que
ese alejamiento sea permanente, igual que uno no duerme permanentemente salvo
cuando ya no le queda vida. Pero a mí aún me queda vida, mucha vida (no sé si en
el tiempo, pero sí en la calidad y en las ganas de vivirla) y me quedan sueños.
Algunos de esos sueños son sueños que me acompañan desde hace mucho tiempo;
otros fueron sueños que me acompañaron y fui abandonando (o me fueron
abandonando ellos a mí, no lo sé) y, por último, otros fueron naciéndome y
haciéndose un sitio a medida que otros se caían.
En un mundillo como el
BDSM las emociones son a menudo bastante fuertes. Además, a menudo no sabemos
del todo bien cómo responder a emociones que no conocíamos y, tanto dentro del
BDSM como fuera, no siempre es fácil gestionar las propias emociones y los
propios sentimientos. Eso por no hablar de que nuestras emociones y nuestros
sentimientos entran en diálogo (armonioso o conflictivo, o ambas cosas a la vez)
con las emociones y los sentimientos de otras personas. Emociones y
sentimientos que ni podemos gestionar nosotros, ni a nosotros nos corresponde
gestionar.
En cualquier caso, lo cierto es que todo este
vaivén emocional genera a veces estrés y agotamiento. A veces el agotamiento
llega cuado pasa el estrés (cuando estamos con el subidón que produce el estrés
no nos damos cuenta del agotamiento), y cuando uno puede analizar el recorrido con
más calma, más en silencio o, mejor dicho, en un diálogo más íntimo con uno
mismo, entonces es cuando llega el cansancio. Un agotamiento emocional que nos
lleva a una suerte de inactividad pasiva ante nosotros mismos. Una tristeza nos
embarga y no sabemos qué queremos.
Es el tiempo, entonces, para tomarse un descanso,
porque siempre se puede tomar un descanso de todo, menos de la vida que siempre
sigue y sigue. Este tipo de descansos son interesantes porque no son periodos
de descanso, propiamente dicho. Es decir, uno sabe cuándo los empieza, pero no
cuándo los acaba. Y lo que es más importante, aunque lo llamemos descanso, en
realidad la intención no es realmente descansar, sino trabajar, pero no fuera,
sino dentro.
Trabajar en uno mismo. Olvidarse del resto de la
comunidad y pensar en qué es lo que quiere uno mismo, no ya desde los prismas
del BDSM, de lo que debe o no debe querer un sumiso... (¡y es que tantas veces
se nos indica qué deberíamos querer y tan pocas se nos pregunta qué queremos
realmente!).
Y al contrario de un periodo de descanso, en estos
descansos no sólo no se sabe cuándo se vuelve, sino que no se sabe a ciencia
cierta si se vuelve o, de volver, en qué condiciones y cómo se vuelve. Porque
cuando uno se va de vacaciones vuelve al trabajo exactamente en el mismo punto
en el que lo dejó, pero no es el caso, lo esperable y lo deseable es que si se
vuelve, se haga desde otro punto, que para eso uno necesita este tiempo.
Y en este momento yo me voy de descanso. Estaré
fuera posiblemente unos meses, no sé cuánto tiempo. Eso supone que no estaré en
ningún tipo de red social, ni presencial ni cibernética.
Quiero agradecer a todas las personas que me
hicieron pasar momentos más que agradables desde que empecé mi andadura en el BDSM
hasta ahora. Quizá, a la vuelta de este descanso, pueda deciros si fue, o no,
productivo este periodo nuevo de reflexión que se abre.
Obviamente este blog quedará suspendido mientras
dure este periodo de descanso.
Un abrazo.
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