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domingo, 15 de abril de 2012

¿A qué estamos, a rólex o a setas? Socialización y construcción política del BDSM, unas opiniones.


Esto van unos vascos a buscar setas al monte y uno dice "coño, he encontrado un rólex", "anda, Patxi, ¿pero a qué estamos, a rólex o a setas?"
(chiste que escuché en la película Celda 211).

Aviso: este post puede/debe herir sensibilidades.

En nuestro ejercicio por entender el BDSM más allá de la relación sexual, o de la expresión de la sexualidad de cada individuo, hemos hablado en anteriores post de la necesidad de crear espacios propios, de la necesidad de articular relaciones de confianza (si bien me refería en este caso a la confianza individual) en el BDSM y, muy especialmente (pues pretende ser el leit motiv de este blog), del BDSM como forma de vivir la sexualidad revolucionaria, no sólo por lo que el BDSM tenga de transgresor (ya que en la medida en la que el sistema puede absorver el BDSM como un producto de consumo más a través de la prostitución especializada y la pornografía, pierde el elemento transgresor de fondo quedándose con una "transgresión" meramente formal). Personalmente entiendo el BDSM (y repito, ése el el leit motiv del blog, la teoría en la que sustento mi forma de vivir el BDSM) como una sexualidad revolucionaria en tanto que deconstruye las relaciones afectivo-sexuales dominantes, relaciones patriarcales y heterocéntricas que constituyen una construcción política de la sexualidad y de la afectividad, más allá de que a fuerza de hiper-naturalizar esta construcción política (entiéndase "política" en un sentido ámplio) acabemos de aceptarla como LO NORMAL. En ese sentido, del mismo modo que en las reivindicaciones LGTBQ a nadie toma por sorpresa el concepto del heterocentrismo, acuñaré con permiso de las autoridades intelectuales, de las que yo no formo parte, el concepto del vainillacentrismo.

Vayamos por partes.

En política geoestratégica (es decir, cuando hablamos de los mapas de colores y de las relaciones entre países o territorios), se habla comúnmente de las relaciones centro-periferia, en las que el centro no es un centro geográfico, sino político. Ejemplo práctico, mientras que la República Checa está más o menos en el centro geográfico de Europa, forma parte de la periferia al ser un país considerado de segunda, y no tener influencia en la política europea, situándose el centro político en París y en Berlín. ¿Qué tiene esto que ver con las relaciones afectivo-sexuales? Bien, extrapolando la visión de las relaciones políticas (y entendemos como relaciones políticas TODAS las relaciones humanas, pues TODOS somos animales políticos), a las relaciones afectivo-sexuales, entendemos que existe un centro y una periferia. El centro lo constituyen las relaciones heterosexuales, vainilla, monógamas... y evidentemente androcéntricas y patriarcales, en definitiva, la conciencia de las relaciones afectivo-sexuales tradicional o convencional (de hecho es convencional porque es la vara de medir, la convención, el centro), y consideramos la periferia todo lo demás (desde relaciones homosexuales, a identidades de género discordantes con la realidad biológica, hasta la desconstrucción del discurso de género en las teorías queer hasta nuestras relaciones BDSM, del tipo que sean).

Entendemos que se da una relación centro-periferia entre las relaciones convencionales y todo lo demás (nosotros nos ceñiremos exclusivamente al BDSM, pues es lo que nos ocupa, pero es extensible a otras realidades) porque las dos formas de relacionarse no sólo no son independientes, sino que interfieren la una en la otra, y lo hacen de manera desigual y en una relación desigual. Como diría Marx, la cultura dominante es la cultura de la clase dominante, en ese sentido, la cultura sexual dominante es la cultura de la sexualidad dominante, mayorizada (ver 24 de agosto de 2011). En ese sentido, es la sexualidad minorizada socialmente la que se ve juzgada constantemente. Una persona vainilla no tiene que demostrar que es una persona, no tiene que demostrar que su relación es sana y buena, no tiene que demostrar que no es peligroso ni para la sociedad ni para él. Nostros sí tenemos que demostrarlo. Siendo así, la relación que se da entre la sexualidad vainilla y la sexualidad BDSM es una relación de centro-periferia, en la que la sexualidad vainilla actúa como medida y la sexualidad BDSM como elemento a juzgar y, en todo caso, como sexualidad menor (no en número, que también, sino en calidad), subordinada siempre a la relación natural (más bien naturalizada, o hiper-naturalizada), que es la vainilla.


Es ahí donde frente a la sexualidad oficial nos encontramos con una sexualidad marginal, la nuestra, la sexualidad BDSM (independientemente de que yo también pueda formar parte de la sexualidad oficial, en tanto que no todas mis relaciones son BDSM). Y en cuanto hay una sexualidad periférica, una sexualidad marginalizada, se constituye por parte de la sexualidad mayorizada una situación de arrinconamiento de todas las sexualidades no oficiales (pues como exponía en el post que cité antes, las sexualidades socialmente mayorizadas, como todos los discursos identitarios mayorizados, tienden a ser excluyentes). Entramos entonces en una dicotomía de confrontación, discurso mayorizado-oficial versus discurso minorizado marginal. Entendiendo que estos discursos, más allá de tener una base natural (o dicho de otra forma, más allá de basarse en las pulsiones innatas de cada uno), son constructos individuales pero también colectivos, por lo tanto, constructos políticos, entendemos entonces que el BDSM más allá de ser una pulsión íntima que desarrollamos cada uno de nosotros, ha de configurar un constructo político por el que cada uno de nosotros nos construímos a nosotros mismos, como individuos, pero también como colectivo.


¿Qué cojones quiere decir en cristiano esta movida tan rara? 
 Esta movida tan rara quiere decir que yo soy un sumiso, y lo soy porque de forma más o menos innata me siento así. Siento la necesidad de entrega, siento la necesidad de que me sometan, humillen... pero vamos a ver, ¿de verdad alguien se cree que salió de mi cabecita la idea de tener un collar, o la idea de formar parte de determinados rituales de D/s? No, evidentemente ni a mí ni a ninguna persona a nivel individual le da para tanto la cabecina. Si estos modos de hacer rituales (el collar, la vestimenta de protocolo...) son posibles, lo son porque de forma colectiva así lo marca una COMUNIDAD, con mayor o menor conciencia de comunidad. Y en cuanto que somos una comunidad y tenemos un ideario común, conformamos un constructo político. ¿En cristiano? En cristiano que nuestra sexualidad es, en parte, como es porque así nos mana de dentro, pero en parte porque así la construimos nosotros mismos, en acuerdo a un sentir de colectivo.


Ahora bien, en muchas ocasiones, y es una opinión personal por la que me expongo a ser lapidado intelectualmente por vosotros, oh amables y espero que también severos lectores, me da la sensación que la  conciencia de colectivo no va más allá de la práctica sexual/afectivo-sexual concreta. Esto es, sí, aceptamos mejor o peor la estética del BDSM al usar collares, vestir de negro, tratar de Usted a la peña... pero no intoriorizamos la ética del BDSM, o la interiorizamos sólo parcialmente, al no ser capaces de asimilar la comunidad BDSM como algo más que un grupo de gente que disfruta con lo mismo que nosotros. Esto es, al no ser capaces de visualizar la sexualidad BDSM como un constructo político individual y colectivo (y digo "individual y colectivo", sin que quepa leer "individual o colectivo", uno y otro van de la mano), que por su naturaleza de marginal constituye una identidad de resistencia (vuelvo a remitir al post del 24 de agosto pues constituye la declaración de principios de este blog). Y como identidad de resistencia, no admite fisuras, por más que admite, como no puede ser de otra forma, discordancias y discrepancias abiertas.

¿Qué  quiere decir esto en cristiano? Que aquí podemos pensar todos lo que queramos, que podemos discrepar e incluso confrontar radicalmente posturas. Puedo pensar que lo que defiendes no tiene pies ni cabeza y puedes pensar que lo que escribo no es más que un puñado de mierda (y si lo piensas, me alegraré mucho de que me lo hagas saber, a veces cansa que sólo los amigos te firmen para decirte lo que molas, cuando es evidente que el debate y las discrepancias es lo que forjan el discurso que tanta falta nos hace). Pero para lo que no hay espacio es para la insolidaridad y las enemistades. ¿Por qué? Porque somos lo que somos. ¿Y qué somos? Un puñado de depravados sexuales, peligrosos para la sociedad, enfermos que no encuentran su camino y se dedican a hostiarse porque no saben qué hacer de sus vidas miserables. Sí, eso es lo que somos a vista de la sociedad vainilla, que como centro y como sexualidad dominante es la que marca el discurso oficial. Discurso que nosotros, como periferia y como sexualidad en resistencia debemos romper. Pero para romperlo, tendremos que articular un discurso propio.

¿Cómo no se articula un discurso propio? Un discurso propio no se articula sin adquirir conciencia de comunidad, sin adquirir conciencia de sexualidad marginal en resistencia y sin asumir que para conformar un constructo sexual (para construir nuestra propia sexualidad) debemos adoptar una actitud activa y no pasiva. En cristiano, somos bedesemeros, ¿pero qué es ser bedesemero? El comportamiento del bedesemero, al contrario del comportamiento del vainilla, no viene marcado por la tradición, no nos lo enseñan de pequeñinos, lo tenemos que construir nosotros mismos, y no sólo se limita al protocolo (que es el elemento externo, y por mucha importancia social que tenga, no es lo que nos define). Y de nosotros depende si construímos un discurso en torno al BDSM que se limite únicamente a las fiestas, a un vago y ambíguo Sano, Sensato y Consensuado (imprescindible, pero que no abarca todas nuestras necesidades) y a cuatro medidas contra las ETS, o si nos construímos como colectivo con ánimo de desarrollarse más allá de cuatro azotes mejor o peor dados en una mazmorra.

En ese sentido, si yo defendí el 17 de octubre de 2011 que los espacios físicos, y en particular El Triskel del Norte, son un elemento fundamental para estar, pero sobre todo para ser, defiendo hoy (como matización a la importancia de los espacios físicos), que la importancia de los espacios físicos radica en lo que se hace dentro de ellos. Y si bien las fiestas son importantes para ligar una comunidad que me abulta terriblemente endeble, también creo que la construcción de un discurso intelectual que transcienda a las personas que eventualmente ocupamos esos espacios es la base de cualquier comunidad, que, por verse obligada socialmente a justificarse, no se puede permitir el lujo de carecer de discurso político e identitario respecto a sí misma.

No, no hay cabida a pensar que guau-guau, fulano o mengano, son importantes. No lo somos, ni yo (eso es obvio, vale), ni NADIE. Aquí lo importante es normalizar el BDSM, aquí lo importante no sólo es poder jugar, es que llegue un día (si bien sé que es lejano) en el que la gente pueda salir a la calle, identificarse como bedesemeros y no temer ni represalias de ningún tipo, ni el ostracismo social ni que te señalen. Eso transciende cualquier cosas, transciende mis propios sentimientos, mis dolores y mis anhelos, pobres y miserables que no durarán más de lo que dure mi propia vida, también pobre y miserable. Vida que, como sumiso, como bedesemero, sólo puede encontrar acomodo dentro de una comunidad BDSM concienciada, politizada (en el sentido amplio, quien no entienda qué quiero decir con politizar que se abstenga de leer mis post) y en pie de guerra para construirse a sí misma. Todo lo demás está de más. Todo lo demás, nos seguirá sumiendo en una marginalidad que sólo puede interesar a los morbosos que gozan de saberse pecadores a los ojos de la sociedad. Por fortuna o por desgracia, no soy uno de esos morbosos, más al contrario, no creo en el pecado, no encuentro morboso que la sociedad me juzgue, porque sólo aspiro a desmoronar y reconstruir esa sociedad sexual (esa sexualidad social) que nos excluye a todos nosotros.

 

15 comentarios:

  1. Bueno, personalmente opino, ya que por fin escribiste :)))

    "Una persona vainilla no tiene que demostrar que es una persona, no tiene que demostrar que su relación es sana y buena, no tiene que demostrar que no es peligroso ni para la sociedad ni para él. Nostros sí tenemos que demostrarlo. Siendo así, la relación que se da entre la sexualidad vainilla y la sexualidad BDSM es una relación de centro-periferia, en la que la sexualidad vainilla actúa como medida y la sexualidad BDSM como elemento a juzgar y, en todo caso, como sexualidad menor (no en número, que también, sino en calidad), subordinada siempre a la relación natural (más bien naturalizada, o hiper-naturalizada), que es la vainilla"
    Para mi esta parte es la que me hace ver el desacuerdo de base que creo tenemos. Yo me considero sumisa y practicante de todo esto que se puede llamar BDSM, de eso que llamas lo minoritario, que puede que lo sea, no digo que no, pero que no por ello yo siento que tenga que demostrar nada, igual que no demuestro que me dedico a ver de dónde vienen los alimentos que consumo porque considero que es mi deber como ciudadana buscar las maneras mas ecológicas de consumo posibles que se encuentren en mi mano y que no hace falta explicar que es una práctica minoritaria y que se me juzga de hippie y cosas por el estilo.
    Yo no tengo que demostrar ni a ti ni al vecino que practico este tipo de cosas. Cuando mi Amo me "hostia" cierro las cortinas al igual que lo hago cuando echo un polvo. Y el miedo a ser prejuzgado creo que ya entra dentro de cada persona y su nivel madurativo para afrontar ciertas cosas con las que nos cruzamos en esta realidad.
    Para mi la normalización es tan simple como eso, ser yo la primera que no esconda nada, que no es lo mismo que exhibir, no se me confunda por diosssss. Y para eso no tengo que ponerme de acuerdo con nadie, ni que practique como yo ni que no sepa nada de este mundo. Otra cosa diferente es que mi masoquismo me lleve al gusto por el debate y poner en común ideas para conocer, aprender y divertirme, pero no por ello tengo que ponerme de acuerdo con nadie que sea conocedor y practicante del BDSM, porque hay tantos BDSM como relaciones hay en el mundo y seguramente lo que tu ves bien, yo no lo veo, lo que para mi es una aberración dentro de este mundo (dentro del mundo qué coño), para ti no lo sea.
    Este es yo creo el problema principal a la hora de afrontar "cosas no normales" para la sociedad. No se trata de unirnos y hacer fuerza para integrarnos en la sociedad, se trata de incluirnos como los demás, SIN NINGÚN TIPO DE DIFERENCIA. Parece una tontería, pero es imprescindible entender la diferencia entre inclusión e integración.
    Y hablando de cosas minoritarias, y basándome en mi experiencia me resulta interesante compararlo con las personas discapacitadas, que la gente intenta integrarlas cogiendolas de la manita, diciéndoles"bonito ven que yo te hago" y mierdas por el estilo, creyendo que hacen algo por la sociedad y la realidad es que no hacen una puta mierda, que esas personas lo que necesitan es que se las trate igual que al resto, vamos que se las incluya. Yo que he trabajado con este tipo de personas un tiempito puedo decir que es más imprtante llamar a un tipo en silla de ruedas hijo de puta si se lo merece y enseñarle a cagar solo en un baño público, que ponerle a una persona que le lleve al baño el resto de su vida y no tratar mal al pobre. Porque de eso va la vida, de cruzarnos con gilipollas ignorantes que no saben ver con la mente abierta a personas que no piensan ni son como ellos y en el BDSM nos vamos a cruzar con gente que no lo entienda siempre, sean pocos o muchos, pero ellos nunca lo van a normalizar hasta que nosotros nos lo hagamos e intentar ponernos de a cuerdo para salir a la calle a normalizarlo obviamente no lo es.

    Yo también me enrollo ehhhhh, jajajajaja.
    Ya sabes, solidaridad sumisil.
    Un beso.

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  2. Yo el BDSM lo veo como cualquier otro aspecto de la vida. Yo por mis convicciones no podría unirme a un grupo formal (asociación o lo que sea) si no fuera un grupo asambleario y totalmente horizontal, por ejemplo. Otros tendrán otras convicciones. Por tanto eso de tener que estar unidos ya se rompe de alguna manera. Creo que cada uno se unirá a aquellos que tienen una visión afín o que le aportan algo. Y lo veo como lo más coherente porque unirse todos puede crear tensiones y malentendidos por las diferentes visiones. Es un mundo que al estar tan dogmatizado y a la vez ser tan personal se presta a los malentendidos creo yo. A que uno crea que se está cometiendo una "blasfemia" y otro lo vea como lo más normal del mundo. Y esto entiendo que vale también para todo en la vida. Por ejemplo las normas de llamar de usted, nomenclaturas, collares, etc. Habrá gente que entienda el BDSM de otra manera y se junten entre ellos, en cambio si se juntan con otros que lo ven irrenunciable quizás se creen tensiones, malos entendidos, celos o yo que sé. Porque la mente humana es muy retorcida y tener la empatía suficiente para que convivan todas las visiones en un solo grupo se me antoja algo utópico.

    Que se creen espacios comunes a todos o casi todos los bedesemeros donde todos puedan relacionarse y poner en común su visión del BDSM sin que nada esté preestablecido lo veo imposible. Es tan utópico como creer que en el parlamento los políticos se guían solamente por sus convicciones y principios y no por clientelismos o disciplinas de partido. Sobre el papel es muy bonito, pero en la práctica lo veo irrealizable.

    Yo entiendo el BDSM particular y el social con total libertad. Libertad entendida como que cada uno ve y participa del BDSM de una manera libre y particular, sin tener por ello que guardar una estética, normativa o ideario común determinado. Igual que si habláramos de política, de fútbol, de ecologismo, etc. Con gays, lesbianas y transexuales creo que pasa un poco lo mismo. Hay muchas asociaciones, grupos, etc. Y cada uno está formado por gente afín entre ellos.

    Perdón si no está muy claro, porque no estoy tan acostumbrado como en otras épocas a escribir y poner en claro mis ideas de esta manera.

    De todas formas me encanta esta forma de debatir el BDSM desde las ideas. Creo que es un blog muy interesante. jejeje

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  3. Me parece muy interesante lo que comentáis, porque aunque estoy en lo elemental de acuerdo con vosotros a la hora de plantear (planteas tú, distorsión) que no tenemos que demostrar nada a nivel individual (en eso estamos de acuerdo, yo tampoco siento que como guau-guau tenga nada que demostrar), yo pongo más el acento en el nivel colectivo que en el individual, no porque crea en la asimilación del individuo por el colectivo, sino porque me parece que es un aspecto muy olvidado (y no sólo en el BDSM). En ese sentido es muy interesante la comparación que haces con las personas minusválidas, ya que precisamente las personas minusválidas, por desgracia, tienen que demostrar que son personas y que son mayores de edad (precisamente por lo que tú comentas de que la gente les dice, "ven, yo te lo hago"). En ese sentido, yo rechazo esa forma de integración, pero creo que como colectivo BDSM (desde el momento que utilizamos esa sigla para definirmos ya nos estamos reconociendo como colectivo, igual que desde el momento que nos vemos en la necesidad de cuestionar o aceptar, según cada uno, como bien apuntas, WuMu, los protocolos) tenemos el derecho de exigir no integración, sino reconocimiento. En ese sentido, sólo porque somos menos visibles que el colectivo LGTBQ nos vemos menos expuestos a las agresiones a las que ellos sí se ven.

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  4. Quiero decir, que cuando digo que tenemos que demostrar que somos personas (lo decía, por cierto, parafraseando al gran Malcolm X, http://www.youtube.com/watch?v=2x8KgPf8Pq0 a partir del minuto 3:05), no quiero decir que yo tenga alguna duda al respecto y me sienta en la necesidad de justificarme, sino que la sociedad dominante me lo exige (no me lo exige, claro, cuando lo vivo en exclusiva de puertas para dentro, del mismo modo que al colectivo LGTBQ sólo les exigen las mismas explicaciones cuando quieren vivir su condición sexual de manera social, pública, sin que ello signifique tampoco exhibicionismo).

    Del mismo modo que cuando hablo del colectivo y de la necesidad de hacer frente común (digo que no debe haber fisuras), no me refiero en ningún modo que sólo pueda haber, por ejemplo, una asociación BDSM (muy interesante lo que dices, WuMu, de las organizaciones horizontales, de las que yo también soy amigo, si bien tuve malas experiencias con el asamblearismo pleno, y muy interesante el debate de la horizontalidad en las relaciones D/s que podríamos derivar, espero poder tenerlo en alguna ocasión). A lo que me refiero con que no debe haber fisuras es a que, más allá de que cada uno tengamos nuestra forma de vivir el BDSM (evidentemente aquí no se trata de decirle a nadie cómo tiene que vivir), y más allá de que podamos discrepar (yo discrepo también con lo del tratamiento de usted, por ejemplo, y con la sobrevaloración del protocolo), creo que es interesante que hayemos conciencia de colectivo social (que después se puede organizar en cuarenta mil asociaciones, en cuarenta mil grupos...), esto es, que aunque cada uno tengamos nuestra visión diferente de cómo vivir el BDSM, hagamos frente común. Porque no creo que baste con aceptarnos nosotros mismos, que está claro que es la basa, ya que interactuamos con una sociedad que, aunque en apariencia no lo sea, en la práctica es muy puritana, y es una sociedad con capacidad para condenarnos (siempre pongo el ejemplo de la gente que puede perder un trabajo si se sabe que son "del sado", es por ello que necesitamos demostrar que somos personas, no a nosotros, sí a la sociedad imperante).

    Está claro que yo parto de un paradigma de confrontación con la mentalidad "convencional" (esa que digo que es vainilla-heterocéntrica-androcéntrica-patriarcal), y lo hago bebiendo ideológicamente de la lucha de clases, y de los discursos de confrontación que se generan en ese sentido en el movimiento LGTBQ y feminista. En ese sentido, como las feministas del feminismo de la confrontación americano, no aspiro a que las mujeres accedan a los derechos civiles en pie de igualdad (aparente) con los hombres, demando una destrucción del sistema patriarcal, con base en el hombre heterosexual convencional, para construir uno igualitario, con base a todas las formas de sexualidad. Esto es, no quiero que me acepten y me muestren tolerancia, quiero que me reconozcan y (como en el ejemplo que ponías, distorsión) no me traten como se hace con los minusválidos. Y extrapolando las palabras de Malcolm X a nuestro caso, eso sólo será posible cuando cambiemos la base de la conciencia sexual.



    A lo que yo me refiero, en definitiva es a que no es necesario que estemos juntos y revueltos, pero sí que nos aceptemos como colectivo y demos lugar a estos debates ideológico, ya que a menudo los debates se plantean no desde términos ideológicos, sino desde un planteamiento más visceral.


    La verdad es que estoy de acuerdo contigo, WuMu, es un placer poder debatir desde las ideas, acabo de disfrutar vuestros comentarios :)

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  5. Yo sigo sin ver el tema colectivo, porque creo que la normalización se consigue de manera menos traumática desde la cotidianeidad. Por ejemplo nosotros pidiéndole a mi suegra que nos haga de canguro para ir a ver a unos amigos de una asociación de BDSM. A partir de ahí se creó un debate improvisado sobre qué es el BDSM. Y sin darle más importancia, esperamos, se habló de manera clara y le contamos que nosotros lo practicamos. Con amigos ha pasado parecido, sin tanto debate. Los reprimidos en esta sociedad siempre estarán ahí señalándonos, eso es inevitable.

    Quizás mi forma de verlo tenga que ver con un excesivo individualismo por mi parte o con el escepticismo hacia los colectivos que acaban siendo lobbys (en el mal sentido de la palabra). Y su (creo) pérdida de contacto con la realidad. Creo que finalmente separan más que unen. Pero sinceramente ahora que lo escribo me lo estoy replanteando. Puede que solamente sean prejuicios hacia colectivos que he visto y que aunque de entrada me eran afines, con el tiempo han dejado de serlo. Como por ejemplo el feminista. Siendo un firme defensor, creyente y practicante del igualitarismo entre seres humanos con el que me han educado y educo a mis hijos, no me siento identificado para nada con el feminismo.

    Supongo que debo darle unas vueltas más al tema hasta formarme una opinión clara. Y sin duda este debate me enriquece, gracias. Otro día con un café y lo que se tercie lo seguimos. ;)

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  6. Madre mía, qué nivel... espero haberte entendido y no decir ninguna tontería :).Para mi, el hecho de que exista una comunidad BDSM (entendiendo en este caso como "comunidad" un conjunto de personas que comparten una serie de prácticas e ideas) me ha servido para darme cuenta, a nivel individual, de que esa manera mía de vivir la intimidad no tiene nada de patológico, ni necesito ir al psicólogo por el hecho de que no me mole nada que sea el hombre el que lleve la iniciativa en mi sexualidad. Eso para mi, ya es un gran paso, me libera del sentimiento de culpa o exclusión que suele tener la periferia respecto al centro.

    Una vez que ya sabes que no estás sólo en esta manera de ver y vivir la sexualidad empiezas a plantearte otras cuestiones, entre ellas si hay algo más que esté implicado en esas siglas del BDSM, más allá de cuatro prácticas concretas, una estética y una serie de etiquetas y definiciones.

    Y cuando buceas te das cuenta de que la comunidad de Gays, Lesbianas y Transgénero tienen una base más sólida que la nuestra, que nosotros aparte de decir que practicamos una sexualidad diferente a la convencional, poco más podemos meter en la definición y que sea común a todos.

    Estoy de acuerdo en que hay tantas visiones del BDSM como practicantes, y el intentar establecer una comunidad de cara al exterior, a lo que sería el centro, comportaría, a mi entender, una definición conjunta, un ver qué entra y qué no, y aunque solo fuera para intentar que los convencionales nos entiendan, estaríamos haciendo el mismo flaco favor que ellos nos hacen a nosotros: dejaríamos fuera algunas minorías con las que la mayoría de bedesemeros no estaríamos de acuerdo.

    Creo que una forma de normalizar el BDSM es precisamente sacarlo de sus etiquetas, es decir, cuando yo le cuento a mi familia algo de mi sexualidad, no les digo que pertenezco a esta o tal comunidad, sino que les cuento qué es lo que me gusta y porqué, y desde Mi totalidad, desde lo que soy como persona, y como mujer, ellos me entienden, porque mi sexualidad es coherente conmigo.

    Si dejamos de intentar incluirnos, o integrarnos y simplemente somos llega un momento en que se aceptan las cosas, aunque sea porque se harta uno de verlo. Si antes el divorcio estaba mal visto, si antes la homosexualidad estaba mal vista, etc, llega un momento en que si individualmente en lugar de escondernos alzamos la cabeza respondiendo "pues sí, yo vivo mi sexualidad de esta manera igual que tú vives la tuya a tu manera" quizá llegue el momento en el que nadie se tenga que sentir marginado.

    La clave está en la aceptación de la diversidad, y en que esa diversidad nos enriquece en lugar de limitarnos.

    Hay otra problemática añadida que es la que yo creo que causa problemas, y es que la sexualidad ha sido siempre un elemento de la clase dominante para controlar a los individuos, y que marcando lo que se puede o no se puede hacer, según sus cánones de aceptación, se consigue no solo dominar los cuerpos sino también las mentes. Y esa es la revolución que espero ver, la de no aceptar que una clase dominante social nos diga como tenemos que vivir nuestra intimidad, sin necesidad de que nadie tenga que salir a la calle con una pancarta... me conformo con que uno pueda dormir por las noches con la conciencia muy tranquila y contar lo que quiera de si mismo a quien quiera.

    Un artículo muy interesante guau, guau, espero haber estado a la altura ^^.

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  7. Buenas. El debate me parece interesante, y como comentan por aquí, de resultado incierto porque esto puede ser como hacer una asamblea de vainillas y decidir qué postura del kamasutra es la más convencional y dentro de la norma. Y es una estupenda señal que sea así. Me explico. Que cada uno opine que como bedesemero tiene sus propias preferencias y que no necesita formar parte de un colectivo indica que esto es una opción sexual tan válida como las demás y que lo único que hay que hacer es integrarse cada uno consigo mismo y con su vida de manera coherente. Y aquí, amigo mío (permíteme que te llame así sin conocernos), es donde tropezamos con la primera piedra:

    Lo mismo que piensa la sociedad del bdsm, por resumir, una panda de tarados azotándose, es lo que opina más de uno que lo vive en la más absoluta clandestinidad, separándolo por completo de su maravillosa vida vainilla de cartón piedra, teniéndolo como algo sucio e inconfesable. Para este tipo de vivir el bdsm, la creación de espacios reservados y compartimentados solo hace empeorar el problema de la marginalidad, pues ellos no tienen ninguna intención de darle visibilidad a “lo suyo”, y al final la buena intención de crear comunidad se queda en el gueto de Varsovia.

    Por otra parte, los que pensamos de otra manera y estamos hasta más allá de la coronilla de que la gente pegue un respingo cada vez que oye las palabras sado y todas las que se le parecen, estamos a favor de que esto se normalice, no en el sentido de que se haga mayoritario, sino en el sentido de la naturalización, y para eso hay que empezar por combatir la desinformación que produce el mundo del bdsm profesional, el porno con todos sus clichés y burradas extremas y en definitiva todo lo que se quede en las formas y no llegue al fondo de los sentimientos de sumis@s y Dominantes.

    Creo que es cuestión de tiempo, tal vez no lo conozcamos nosotros, o tal vez sí dada la velocidad de ciertos avances, pero a día de hoy, con el machismo encubierto que aun existe, con el problema de los malos tratos, con la confusión de equiparar feminismo a machismo a la inversa (algunos ni se molestan en consultar feminismo en un diccionario), etc, con todo esto, la sociedad no está preparada para asimilar que, por ejemplo, una mujer necesite dominar en la cama o que otra necesite que le azoten el culo para tener un orgasmo de esos que hacen historia.

    Como resumen, mi deseo para el futuro es que no necesitemos etiquetas, que esté de más mencionar el bdsm, que cuando te pregunten por tu opción sexual digas con toda naturalidad que eres hetero o gay, y que añadas vainilla, sum o Dom, y monógamo o poliamor, y todos los matices que hagan falta y que sobre todo ninguno de esos nombres haga dudar a nadie de que está frente a un ser humano, ni más ni menos.

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  8. Estimado guau-guau:

    Has pedido sinceridad, y crítica. Y creo que es mi deber darte lo que pidas. Tu post sinceramente me produce un cierto desasosiego, y creo que entenderás enseguida la razón. Aún sin conocernos, esto va con todo el respeto y la admiración por alguien que se hace preguntas. Pero todo esto me resulta extremadamente naïf. Me explico.

    En tu escrito hay un gran exceso de pompa filosófica, tanta que tu mismo te ves en la obligación de traducirte. Se notan tus lecturas, el ambiente intelectual en el que te mueves. Pero las cosas hay que decirlas de manera sencilla. Y te pasas tres pueblos.

    En segundo lugar, soy yo el primero que me gusta compartir con otros mi forma de vida porque me hace extremadamente feliz. Pero de aquí a constituir una identidad política hay un gran paso. Además, sé que la pregunta no es de tu agrado, pero no está del todo claro qué entiendes por política. Del término se han dado hasta 43 definiciones.

    En tercer lugar: lo que pides es reconocimiento. Yo es que por mi parte veo que, con la que está cayendo, tenemos buenas razones para la militancia política pero de otro tipo. Recortes a mansalva, 5 millones de parados, giros autoritarios de los gobiernos europeos, y un largo etcétera. Eso sí requiere militancia política hoy en día.

    En cuarto lugar: sabes mejor que yo que la identidad política se construye por oposición, por exclusión. Para decir lo que somos, necesitamos decir lo que no somos. No te digo que nos construyamos por oposición a los vainillas sino que para construir la identidad de la comunidad bdsm tendríamos que considerar algunas características como necesarias. El problema es que la comunidad bdsm es heterogénea y reducida: somos pocos y mal avenidos. Si definimos, reducimos por fuerza la heterogeneidad, y necesariamente nuestro propio poder. Como diría mi profesor de Teoría política: estamos jodidos.

    En quinto lugar: también sabes que es constitutivo de cualquier sociedad el considerar a algunos sujetos como su límite. Es decir, una parte irreducible de sí misma que la comunidad niega para ser comunidad (precisamente porque las identidades fuertes se construyen por exclusión). Pongamos que esos excluidos somos nosotros. Pues bien, al final esto termina con sustituir a unos "jodidos" por otros. Veo algo feo en todo esto: ¿a quién vamos a señalar nosotros con el dedo cuando seamos parte de la comunidad en sentido pleno?

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  9. Sexto: todo movimiento político con pequeña fuerza necesita de alianzas. Aunque no se compartan necesariamente las mismas reivindicaciones se puede construir un (perdón por la pompa) significante vacío: un aglutinante simbólico. Esto me lleva a preguntarme si tenemos algo diferente en relación a las reivindicaciones históricas de los movimiento de libertad sexual, especialmente el homosexual. Si de comunidad política bedesemera se trata, entonces deberíamos distinguirnos de estos últimos. Pero, entonces, la reivindidación no es por la libertad sexual, sino por otra cosa. ¿El qué? ¿Quieres que las relaciones públicas/políticas sean de D/s? Es decir, ¿no sólo mostrarnos en público sino que lo público se vuelva bedesemero?

    Séptimo: reconocimiento en qué sentido. ¿Estás pensando - espero que no - que haya un reconocimiento o inscripción en registro de collares? El problema es que no veo en qué se traduce esta lucha por el reconocimiento.

    Octavo: yo es que soy más de derechos que de reconocimiento. ¿Consideras que estamos desamparados jurídicamente? ¿Crees que hay algún problema en ese sentido? Yo particularmente no me siento oprimido en ese sentido.

    Noveno: pero, claro, no es una cuestión de derechos. Lo que estás pidiendo no es tolerancia sino algo más. Respeto por aprecio como plan de vida. Pero esa es una batalla política en un sentido muy laxo. ¿Te parece si mejor la llamamos "lucha cultural"? Si queremos ser apreciados, creo que lo más efectivo sería mostrar a quienes se acercan a conocernos - por ganas de integrarse o por pura curiosidad - el lado más amable y menos pornográfico del asunto. Bueno, aquí creo que es mejor los medios como los blogs, fiestas, chats y un largo etcétera. Y por nombrar sólo dos que conoces, me parece mejor idea (más efectiva) escribir blogs como los de mi Ama Alyna y el de Ama S que exhibir una bandera.

    ¿Conclusión? Me pide mi Ama una... bueno, yo soy marxista de la rama grouchista y jamás pertenecería a un club que me admitiera como socio. Creo que te pierdes en pompa filosófica y es más útil contar que las Amas no son unas frígidas, los sumisos no somos un retrasados mentales, los Amos no son maltratadores y las sumisas no son todas unas zorras. Y que los que estamos en este mundillo nos queremos y nos preocupamos del bienestar de las personas que tenemos alrededor. Que un latigazo no es sino una manera diferente de acariciar.

    Todo esto con respeto y, pese a los importantes desacuerdos, con admiración.

    Salud,
    machi{AmAly}

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  10. ¡Uff! No esperaba que este post generase tanta espectación. Primero de nada agradeceros que os tomaseis tiempo en leerme y en contestarme. Especialmente cuando como dice machi{AmAly} el texto es pomposo y poco claro. En ese sentido quisiera aclarar que es así porque lo escribí de forma compulsiva (tengo esa malísima costumbre), y porque tengo muy poca capacidad de síntesis (es algo en lo que tengo que mejorar).

    Creo que tengo que aclarar un par de ideas que veo que no expliqué bien (procuraré no insistir en las ideas con las que sin más no estáis de acuerdo, porque encabezonarme en repetir las cosas no aporta nada, tengo que aceptar vuestro desacuerdo). En primer lugar responder a la pregunta de machi{AmAly} de a qué me refiero con política. Con política me refiero a todo lo relacionado con las relaciones (valga la rebundancia) entre personas. Tú prefieres hablar de "lucha cultural". Bien, creo que estamos refiriéndonos a lo mismo con distintas palabras, por lo que por mí no hay problema de llamarlo así o asá.

    Sólo quisiera llamar la atención sobre una idea, no es cierto que la sociedad acepte las cosas a base de verlas a nivel individual. Si la sociedad "acepta" (en teoría, en la práctica es otra cosa) a los homosexuales, no es porque los homosexuales saliesen a nivel particular a la calle sin tapujos (entre otras cosas porque el riesgo de morir asesinado era un riesgo real hasta hace muy poco), sino porque el colectivo LGTB tomó conciencia de ser un colectivo y se organizaron para ser visibles. Fue una visualización organizada y politizada, por más que ahora lo que se visualice en la tele sea el marica de turno presentando un programa de televisión. Lo mismo pasa con el divorcio (es que el divorcio no es que estuviese mal visto, es que estaba prohibido, y no se aprobó porque sí, sino por la lucha organizada de las feministas, por más que las feministas no piensan todas igual tampoco). Toda esta visualización social vino de la mano de un trabajo organizado que sólo fue posible gracias a la creación de discursos políticos (en plural, no hay un feminismo, o un movimiento LGTBQ, hay muchos feminismos y muchos movimientos LGTBQ). En ese sentido es obvio que nosotros no reclamamos derechos civiles, que no nos niega nadie. No voy a reclamar aquí un Registro de Collares. Lo que reclamamos (o lo que yo reclamo) es visualización social para que no nos marginen socialmente (nuestras vidas no caben en la legislación, y que no suframos marginación legal no quiere decir que no suframos marginación social, no caigamos en la trampa de pensar que porque existe matrimonio gay ya no existe homofobia y ya no es necesaria la lucha LGTBQ). Precisamente hoy estuve hablando de esto con una compañera militante del movimiento LGTBQ, y puedo aseguraos que la relativa "normalidad" de la que goza hoy este colectivo no vino a base de hartarse la gente de ver maricas. Sino a base de hartarse los maricas de chupar hostias, ir presos y organizarse activamente. Evidentemente como somos menos visibles no sufrimos agresiones físicas (afortunadamente), pero sólo porque somos menos visibles/menos importantes socialmente, no porque estemos aceptados. Que nos vean como maltratadores (Amos), frígidas (Amas), putas (sumisas) o imbéciles (sumisos), es la prueba de lo que yo llamo violencia moral, de la que somos víctimas.

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  11. Una cosa que quisiera aclarar es que yo no pretendo "incluir" el BDSM en la sociedad. En ese sentido no entiendo además la idea de que una vez que nosotros estemos incluídos en la sociedad (ya lo estamos, otra cosa es que estemos incluídos como "los raros") tengamos que señalar a otros (que planteas machi{AmAly} ). Yo lo que planteo es más básico que todo eso. Planteo DESTRUIR el discurso social que nos separa en "normales" y "raros", pero para eso tenemos que saber que en ese discurso nosotros somos los "raros". Es decir, para que los "raros" nos "normalicemos", tenemos que destruir la "normalidad" imperante.

    En ese sentido, sí, estoy de acuerdo que los bedesemeros necesitamos "alianzas". Por su origen histórico y por determinados paralelismos, creo que esos aliados son el colectivo LGTBQ y feminista (la liberación sexual que pretende que no se nos juzgue por nuestros gustos, es un discurso político/cultural que empezó de mano de estos colectivos).

    También quiero aclarar que cuando hablo de "configurarnos como colectivo" no me refiero a asociarnos en una asociación (cosa que podemos hacer o no, yo lo hice, pero no es el único camino). Me refiero a entender que somos un colectivo, y a interesarnos por el BDSM más allá de nuestras propias relaciones. Está muy bien que yo tenga una sesión cojonudísma con una Ama y que disfrute así de mi sexualidad, ¿pero no es preferible que haga algo más para normalizar socialmente el BDSM? (normalizar en el sentido que dije antes).

    Yo no confronto los "derechos" con la "visualización", sino que entiendo que si queremos normalizarnos, tenemos que tener claro qué somos, y en ese sentido tenemos que construir una identidad (que es plural, claro, porque a cada uno nos gusta una cosa, y cada uno vivimos el BDSM, pero si no alcanzamos la conciencia de ser un colectivo, no sé por qué hablamos de BDSM). Tampoco confronto individuo y colectivo. Evidentemente en un colectivo hay individuos, pero yo sólo soy incapaz de mover una hoja, necesitamos ser un "nosotros". Claro que también hay responsabiliddes y actitudes individuales, claro que también es importante visualizarnos a nivel individual (como apunta Ama S. cuando habla de la gente que está en el armario), pero uno no quita lo otro. Precisamente hoy tuve un debate interesante con distorsion sobre eso. Está claro que todos, a nivel individual, tenemos que avanzar en la senda de reconocernos a nosotros mismos, y no escondernos en el armario, pero ni todos tenemos las mismas posibilidades, ni todos estamos en el mismo proceso psicológico. Los avances que como individuos hagamos en la normalización del BDSM en nuestras vidas, repercutirá en lo colectivo, pero los avances en lo colectivo nos ayudarán a cada uno de nosotros (como les pasó al colectivo LGTB).

    En definitiva, lo que pretendo con este post, es que tomemos conciencia de que más allá del disfrute en el BDSM hay una situación que normalizar.

    Respecto a normalizar el BDSM explicando que las Amas no son unas frígidas, las sumisas unas putas, los Amos unos maltratadores y los sumisos imbéciles, es importante, sin duda. Pero creo que en los blogs BDSM (y lo digo en lo que respecta a éste, no quiero ni puedo dar lecciones a nadie), no sólo hay que hablar de lo que los vainilla no tienen interiorizado. Hay que profundizar también en las discusiones entre los propios bedesemeros. En ese sentido, como sumiso, no tengo especial interés en que me cuenten que no soy imbécil, ni las Amas necesitan que les digan que no son frígidas o las sumisas que no son putas ni los Amos maltratadores, porque ya lo sabemos. Y realmente no creo que haya muchos vainilla que lean este blog. Si precisamente este debate puede enriquecernos es porque es un debate "cara adentro" del BDSM.

    Perdonad por estenderme tanto. Muchísimas gracias por los comentarios (los que dejásteis y los que vais a dejar si lo hacéis), y prometo que la próxima vez no me enrollo tanto.

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  12. Entiendo que hables de normalización, es una idea que comparto, en el sentido amplio de que cada cual tiene derecho a disfrutar de su sexualidad como quiera sin que se le pongan más pegas que las propias del respeto hacia la otra persona (excluyo de aquí los que viven su sexualidad con animales y con menores, por la obvia razón de que no es sexo consentido).

    Como bien has dicho, cuando el colectivo homosexual empezó su camino hacia el reconocimiento se arriesgaban al asesinato, las palizas, etc, y el divorcio estaba prohibido, de aquí que ambas luchas necesitaran de la fuerza del grupo para llevarlas adelante. En nuestro caso, como bien has dicho, se trata de marginación social, que no podría asegurar hasta qué punto es cierta, ya que todas las personas a las que les he contado sobre la existencia de algo llamado BDSM o de una sexualidad peculiar, ni se han extrañado ni me han juzgado por ello, al contrario, se han mostrado curiosos por ello. Eso no quiere decir que compartan mi manera de vivirlo, pero sí la respeta. Así que me pregunto si existe tal marginación más allá de lo que es puramente legal, y de los propios miedos, por no comentar la auto-marginación que ya se ha mencionado en respuestas anteriores.

    Yo no hablaría de destruir la "normalidad" que impera ahora, sino de relajarla, ampliarla, sin que parezca una lucha reivindicativa. Siempre he pensado que se logra mucho más con la naturalidad y el ejemplo: si para nosotros es normal, hacemos que los demás lo vean como normal. Puede parecer ingenuo pensar así, pero lo he visto funcionar, de hecho yo lo aplico.

    La visualización se consigue cuando se organizan encuentros, fiestas, reuniones que no son secretas, no se ocultan, cualquiera que navegue por internet puede encontrarlas y participar en ellas, y muchas veces los límites no son sociales, sino individuales, vidas que están complicadas y miedos que cuesta de superar.

    Creo que ya existe un nosotros, formado por diferentes grupos, cada cual con su forma de funcionar y de relacionarse, y no creo que haga falta una unión a mayor nivel. Cuando yo me refiero al concepto de "comunidad" hablo de un grupo que funciona, ya sea de cinco o de quinientas personas.

    Creo que además hay otras problemáticas laterales dentro del mundo BDSM, un mundo en el que una de las formas de relacionarse se basa en alguien que domina y alguien que es dominado. Muchos confunden la dominación dentro de una relación privada con intentar dominar a todo el mundo, y no es raro encontrarse a veces con una especie de "lucha de gallitos" en los encuentros sociales.

    Y todo intercambio de ideas es positivo si se hace desde el respeto, nos hace pensar, y por supuesto no significa que tengamos que estar de acuerdo :).

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  13. Estimado guau-guau:

    De nuevo, desde el más absoluto respeto.

    Primero: supongo que mi desacuerdo no es acerca de visiones del Bdsm. No nos engañemos: éste no es ni siquiera un debate político-normativo (de ideologías), sino teórico-filósofico (acerca de cómo es el mundo).

    Segundo: visto que es un discurso filosófico, vayamos al grano. ¿De verdad consideras posible acabar con todo tipo de desigualdad, de discurso sobre la normalidad? ¿Una sociedad sin desigualdades? ¡Ésta es la utopía marxista! A ti no te interesa que el Bdsm salga del armario y se muestre a la luz pública sino que nadie - por ejemplo, los feos - sea discriminado. Pero podrías cambiar "comunidad bdsm" por "comunidad de frikis de Star Wars". Ahora bien, la misma filosofía en la que pareces inspirarte ha dicho que la no integración total de todos los miembros es constitutiva de cualquier comunidad (Laclau-Mouffe, Schmitt, Lacan, etc.).

    Tercero: claro que no nos leen sólo los practicantes del Bdsm. Con cinco millones y pasa de parados, el número de curiosos que se informan y leen blogs se multiplica exponencialmente. Cuando alguien se interesa por este mundillo lo primero que hace es buscar información, y termina encontrando nuestros blogs. Así que ahí se cumple un importantísimo papel social: cuando discutimos de lo que somos, también informamos y nos lee el resto del mundo.

    Salud,
    machi{AmAly}

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  14. machi{AmAly} no sé si enamorarme de ti o jurarte odio eterno ;) ¡Vaya caña que me metes! (que me gusta, eh). Creo que diste en el clavo, yo pensaba que estaba hablando de BDSM y de lo que estaba hablando era de una visión filosófica del mundo. Me haces un par de preguntas, sobre si es posible una sociedad sin desigualdades. Realmente no lo sé. Lo que sí creo es que independientemente de que sea o no una utopía, siento la necesidad de seguir por ese camino, independientemente de que tenga frutos o no.

    Reconozco que no conozco nada los autores que me citas, jejeje, creo que presupones que tengo más lecturas que las que tengo (que son pocas, todo hay que decirlo) :)

    En ese sentido, Ama Alyna, estoy de acuerdo contigo en la importancia de organizar eventos, fiestas, charlas... y en los problemas laterales dentro del BDSM. Aunque sí considero "ingenuo" (no en un sentido negativo, eh) pensar que es posible una integración en la sociedad, por más que puntualmente la gente que nos rodea y especialmente la que nos quiere nos acepte. Sí, sé que "acusarte" de "ingenua" y después defender la utopía es contradictorio completamente, pero no esperéis más de mi mente desequilibrada ;) (lo de "acusarte de ingenua" es una forma de hablar, eh, que quede claro que ni voy a juzgar vuestras opiniones ni estoy yo para criticar a nadie, además de que os agradezco la conversación, porque me estáis enseñando cosas). Pero también te digo, que esa "ingenuidad" (seguramente la palabra no es la más acertada, pero creo que me entiendes) es la que hace posible que mucha gente dé los pasos que por ejemplo yo no soy capaz de dar, así que es de agradecer también.

    En definitiva, aunque es evidente que en determinados aspectos no estamos de acuerdo, creo que es bastante más, por lo menos en un nivel práctico, en lo que sí estamos de acuerdo, y veo que en lo que no estamos de acuerdo tampoco es algo que nos separe. Y eso me alegra mucho :)

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  15. No te preocupes guauguau, yo misma acepto que a veces soy un poco "ingenua" y que eso no es algo malo, y tampoco me siento criticada. También albergo ideas de comunidad, pero prefiero el modelo de las gotas de agua: se empieza con una gota, que se une a otra, que se une a otra... y al final todas juntas forman el charquito, aunque no siempre los charquitos llegan a formar un mar... a veces no hacen falta más mares, y los charquitos también son útiles allí donde se forman.

    A priori, un mundo sin desigualdades podría parecer el ideal, pero la realidad es que precisamente vivimos en un mundo de dualidades. Yo creo que la clave está en no ver las dualidades como opuestos, sino como dos caras de la misma moneda, ambas útiles y necesarias.

    Y ahora la que ha filosofado sobre la vida, he sido yo :), pero como bien dices, seguimos compartiendo que hay personas con sentimientos y/o sexualidad sumisa, y personas con sentimientos y/o sexualidad Dominante, y sin meternos en la profundidad del origen de esos sentimientos, poder expresarlos y compartirlos sin sentirse juzgado por ello, sino admirado y querido, es algo a lo que podemos/debemos aspirar.

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