Pincha y entra. ¡Hay que frenarlo!

domingo, 22 de abril de 2012

Una tarde de compras

A priori parecía un viernes normal, te levantas, vas hasta la facultad, quedas con un amigo para tratar unos temas mientras te tomas un café... pero cuando dejas al amigo no te vas a tu casa a comer, sino que comes algo por ahí y te diriges al punto de encuentro. Días antes quedas con dos Señoras que quieren que les acompañes a hacer compras.

Llego con tiempo de sobra, estoy avisado que como llegue tarde me la cargo. Estoy un poco nervioso y creo que tengo la tensión por los suelos, así que mientras espero me tomo un chupito para recuperar la tensión y el valor.

Llega la primera Señora. Nos sentamos, nos atiende el camarero... ¡zas! Primera metedura de pata, pido un café sin permiso y además pido yo primero :(

Esperamos por la segunda Señora charlando, bueno, yo más bien callado, porque estoy muy nervioso y no sé muy bien qué decir. Cuando llega la segunda Señora los nervios van a más. Nos vamos del local y las Señoras quieren mirar maquillaje, que prueban mis manos, para no ensuciar las suyas (respiro aliviado, no quieren probar el maquillaje en mi cara).

Salimos del establecimiento y nos dirigimos a un sex shop:

-- Bien, nosotras entramos ahora y tú dentro de cinco minutos, cuando entres pides un lubricante anal dilatador.

 Espero los cinco minutos pero... ¡me doy cuenta que no llevo dinero! Así que llamo a una de las Señoras y le digo que voy a sacar dinero del cajero. Se ríe. «No es necesario que lo compres, sólo que preguntes por él, si no lo quieres comprar no lo compres, si quieres comprarlo, entonces sí, saca dinero». No sé por qué, pero pedirle el artículo al dependiente para después no llevarlo casi me da más apuro que el hecho de pedírselo. ¿Qué le digo, que no es lo suficiente dilatante para mí? No tiene sentido. Saco dinero y entro en el sex shop, donde las Señoras harán como que no me conocen.

-- Hola --digo yo fingiendo seguridad-- ¿tenéis lubricante anal?.


-- Sí, claro --me dice el dependiente, llevándome hasta donde los tienen-- aquí tenemos éste de base acuosa, y éste otro de base de silicona, que es el que yo uso y que me va genial...

Pregunto si es compatible con el látex (cosa que ya imagino) y lo compro. Una vez comprado no sé qué hacer, si quedarme o irme, y doy una vuelta por la tienda en busca de respuesta. Las Señoras me habían mandado un SMS que no había visto, pero lo veo ahora y leo «cuando acabes, espéranos fuera». Salgo.

Al rato salen ellas y se ríen. Vamos entonces a tomar algo.

-- ¿Te gusta el agua con gas, verdad? --me dice una de las Señoras, sabiendo que no es mi bebida favorita.

Me mandan a la barra a pedir. Un agua con gas, un acuarius limón y un batido de vainilla con nata. No tienen agua con gas. Sonrío para mis adentros pensando que voy a poder tomar un café. No. Tienen 7UP sabor ciruela. Ojalá tuviesen agua con gas (¿quién narices toma eso por voluntad propia?, los hay más masocas que yo). Me mandan ir por una pajita para beber el refresco. Viene un Señor (Dominante, pareja de una de las Señoras). Se sienta con nosotros. Le voy por una Coca Cola. Le relatan cómo nos está yendo el día. Estoy muy nervioso, tanto que no me puedo estar quieto. Enredo con la pajita la muerdo, hago un nudo con ella. Una de las Señoras mira para la pajita. 

-- ¿Qué haces? No la rompas, que vas a tener que beber con ella el resto del día. Guárdala.

 Acabamos nuestras consumiciones. Salimos.





Fuera las Señoras esperan mientras acompaño al Señor hasta el autobús, se tiene que ir. Cuando llegamos a la parada caigo en la cuenta de que no sé si tengo que acompañarlo hasta la parada y volver, o acompañarlo y esperar con él el bus. Le pregunto. Él se apiada de mí,

-- No sé, vamos a ver cuánto tiempo queda para que llegue. Mira, llega ahora, no tenemos que esperar.

Llego hasta el sitio donde me esperan las Señoras, «¿ya estás aquí?, ¿y el autobús?» Agradezco que no haya hecho falta esperar el autobús, les digo que ya pasó y entonces nos vamos.

¿Dónde vamos? Vamos a una gran superficie, a la sección de lencería.

-- Bien, tienes que merodear por la tienda, y cuando te digamos le preguntas a la dependienta por ropa interior para tu novia, le cuentas que estáis de aniversario y que quieres algo bonito para ella. Tu novia es de tu misma talla --explica sabiendo que la dependienta va a dar por hecho que es para mí...



Cuando al fin salimos de la tienda creo que no puedo respirar. Por fin nos vamos. Volvemos a mirar maquillaje. Vuelvo a agradecer que quieran probar el maquillaje en mi mano y no en mi cara. Las Señoras se interesan por un pinta uñas que ya habían buscado sin éxito en la tienda anterior. Aquí tampoco lo tienen. Ante la atenta mirada de la vigilante de seguridad (que sospecho que creía que íbamos a robar) nos vamos. En ese momento una de las Señoras se acuerda de que no tenemos pan para la cena. Me manda a por él y que coja algo de postre. Voy. Cuando vuelvo las Señoras no están. No sé qué hacer. Cojo el móvil para llamarlas. Tengo un mensaje: «cuando acabes te esperamos en el bar...». ¡Mierda! No tengo del todo claro dónde está el bar. Pregunto a dos policías municipales que pasan. Por fin llego.

-- ¿Dónde estabas? Hemos tenido que pedir nosotras. --En la mesa hay un té y un café (¿o un refresco? La verdad es que no lo recuerdo, y lamento no recordarlo, ya me avisaron que tenía que fijarme en los detalles) intento excusarme. Es en balde.-- Vete a la barra y pide agua con gas. Cuando vuelvo la Señora que bebe el té mira para la tetera «sírveme», dice con una voz que denota que le desagrada que no me haya dado cuenta yo solo. Le sirvo. Parece que el ambiente se relaja un poco, o soy yo el que está más relajado, no lo sé. Charlamos un rato. No me gusta el agua con gas. Revuelvo con la pajita con la que tengo que beber intentando quitarle un poco que gas.



-- ¿Qué haces? --En ese momento me doy cuenta de lo imbécil que soy. Al principio intento excusarme, después me doy cuenta de que es una estupidez. Reconozco lo que estaba haciendo y reconozco que lo hacía sabiendo que estaba quitándole el gas, pero sin ser consciente de que no podía hacerlo (realmente no pensé si podía o no podía hacerlo). Espero que mi sinceridad consiga desagraviar aunque sea un poco mis acciones.

Parece que me perdonan. Reconozco que no merezco que lo hagan. La verdad es que me siento mal por haber metido así la pata. Me siento culpable. Acabamos la consumición y nos vamos. Me siento muy avergonzado.

Nos vamos ya, para casa de una de las Señoras, a cenar, se acabó el protocolo... o eso creo.

Llegamos a casa y cenamos una tortilla de patata que hace la Señora, que por cierto estaba muy rica.



Como digo, ya no estamos en un juego de protocolo, sino en una cena informal de amigos. Eso no quita que tenga que seguir usando la pajita para beber. Jugamos a las cartas... no todo el mundo se toma bien que les ganes una mano...




Acabamos el día de forma distendida y como amigos... Pero al marcharnos se me olvida ponerle el abrigo a la Señora que también se va (la dueña de la casa no, la otra), y me lo recuerda :(  Otro fallo.


Si tengo que hacer un balance de la tarde, una tarde estupenda no, lo siguiente. Es curioso como sin falta de hacer nada, nada más que salir a hacer unas compras y tomar algo, se pueden remover dentro sentimientos de sumisión que no son ninguna tontería. A veces, jugar inocentemente puede ser muy interesante.


Por cierto, que la pajita de plástico, aún la tengo y aún he de beber por ella siempre que esté con las Señoras, como tuve que hacer mientras veíamos el partido ayer ;)





No puedo cerrar este post sin agradecer de corazón a estas dos Señoras que tuvieron a bien pasar la tarde conmigo. Gracias.

2 comentarios:

  1. Jajajjaa

    Ha quedado mucho mas divertido de lo que fue... y mira que es dificil!

    Fue una tarde estupenda, que sin duda tenemos que repetir, en otros lugares a ser posible.

    Un besote, y gracias por ser como eres

    ResponderEliminar
  2. Jajaja, más divertido de lo que fue imposible, porque fue tremendo. La repetiremos siempre que queráis ;) aunque lo de en otros lugares me da miedín, jejeje, ¿qué estarás maquinando? :p

    Gracias a vosotras por permitirme pasar una tarde fabulosa con dos Señoras de los pies a la cabeza :)

    ResponderEliminar