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lunes, 17 de octubre de 2011

Estar en casa.



Es algo común a todos los grupos minoritarios (en ocasiones también minorizados, pues no hay que olvidar que lo minoritario hace referencia únicamente al número, mientras que lo minorizado hace referencia a la situación social), el debate sobre los espacios propios. Surge de cuando en cuando, en ocasiones de forma ruda, por ejemplo en el colectivo LGTBQ (que los que me conocéis ya sabéis que me gusta comparar con el colectivo BDSM). El colectivo LGTBQ se pregunta a menudo «¿tiene sentido encerranos en nuestros propios guetos [por ejemplo en bares de ambiente, aunque no únicamente] en lugar de vivir nuestra sexualidad en los mismos espacios que los hetero?» Evidentemente eso no es tan fácil, pues las posibilidades de llevarte dos hostias por maricón son realmente altas. Nosotros, el colectivo BDSM, también somos conscientes de la necesidad de unos espacios propios, no tanto por la posibilidad de llevarnos una hostia por pervertidos como por la posibilidad de ser señalados con el dedo y desterrados de otras facetas de nuestras vidas por pervertidos, y es que el ostracismo no es una agresión física, pero tampoco es ninguna tontería y puede producir mucho daño (imaginaos sólo que en el trabajo todo el mundo sabe que sois bedesemeros, ¿de verdad creéis que el jefe no lo iba a tener en cuenta a la hora de renovar o no el contrato?

Pero podría parecer que la necesidad de un espacio propio para los grupos minoritarios o minorizados radica sólo en la posibilidad de ser agredidos (física o moralmente) por los grupos mayoritarios (o mayorizados), y no es de ningún modo cierto. La necesidad de generar lugares de encuentro, entornos propios, radican en la mera conciencia de grupo social. Todos los grupos sociales o todos los colectivos que tienen conciencia/voluntad de ser colectivos aspiran a un lugar donde desarrollarse como tal. Cuando hablamos de pueblos, aspiran a estados, cuando hablamos de clases, también hay espacios propios (¿o por qué creemos que no se puede entrar con playeros en ciertos lugares?, ¿o por qué una persona con ropa de Tommy Hillfield no será bien vista en un bareto punkarra?), y hasta los futboleros tienen no sólo el campo de fútbol, sino también bares afines (donde se generan peñas de fútbol). A los que somos de pueblo o de barriadas no se nos escapa en ningún momento que también hay lugares de género, y las mujeres se reúnen en torno a unos espacios y los hombres demandan con fuerza un espacio para desarrollar su masculinidad (pienso, por ejemplo, en el mítico bar de pueblo donde los hombres echan la partida, siendo espacios que, aún cuando no están cerrados a las mujeres, son eminentemente masculinos). Esto es, somos, luego estamos. Si queremos ser, hemos de tener donde estar.

En el caso de los colectivos minoritarios, aquellos que, por hache o por be nos vemos excluídos (por lo menos en determinadas facetas de nuestras vidas, no en todas, claro) de la sociedad general y constituímos subculturas, los espacios propios son especialmente necesarios. ¿Por qué? Primero porque somos subculturas, en cristiano, somos los raros, los que formando parte de una sociedad común junto con nuestras familias, nuestros amigos, nuestros compañeros, vecinos... somos también una sociedad aparte (porque nuestra forma de entender la sexualidad es agena, incluso incomprensible, a esos familiares, amigos, vecinos...). Segundo, porque al ser los raros se hace necesario un espacio donde estemos al margen de miradas, comentarios... molestos o incluso hostiles de todas aquellas personas que no son aún capaces de entendernos (y es que Zamora no se ganó en una hora). Y tercero, porque necesitamos un lugar donde encontrarnos con la gente que de otro modo no nos encontramos. Es decir, sí, en la red nos encontramos con lo que queramos, hay cuarenta mil chats BDSM, webs... Pero ni podemos interactuar con la misma naturalidad que en persona (el mundo virtual no puede ni debe sustituir al físico), ni es suficiente para saciar nuestra natural tendencia a constituírnos como colectivo social. Un espacio propio puede permitirnos encontrarnos como en casa, puede permitirnos también a conocer a gente a la que le gusta el BDSM, a aprender más sobre BDSM (ya, ya sé que tendemos a pensar que ya lo sabemos todo, como sé que tendemos a saber menos de l que pensamos), y además es un lugar donde poder soltarnos la melena y ser nosotros mismos (cosa que en espacios de prestado no siempre podemos hacer).

Así que cuando supe que ACA BDSM va a abrir un local en Asturias no pensé sólo en la fiesta (que sí, también pensé en ella), ni pensé sólo en la mazmorra (que también, claro), ni pensé en ello como quien piensa en un lugar de ocio nuevo (como si se abriese un nuevo bar). Pensé en ese vacío que se debe cubrir. Pensé en ese espacio donde además de pasarlo bien (que es importante, no voy a ser yo ahora el aguafiestas ni el rancio), tendríamos un lugar de encuentro, un espacio donde visionar películas, tener charlas, aprender sobre salud sexual... y fundamentalmente un lugar donde no sólo podremos estar, sino que también podremos ser.

2 comentarios:

  1. Es curiosa la evolución de las comunidades ¿verdad? En un principio es el individuo, enfrentándose a una cierta sensación de no encajar en un modelo, después viene la búsqueda de adecuación, de desestigmatización, y como las gotas de agua en un cristal, al final todos nos encontramos (que este mundo es un pañuelo, y el del BDSM más). Y de aquí nace también la necesidad de pertenencia, de sentirse además aceptado, comprendido, y en ese punto la comunidad hace mucho, y el encontrar con quien vivir plenamente, auténticamente, sin miedos, sin tabues, con confianza... eso lo hace todo.

    Un blog muy interesante, reflexivo y sincero, mi enhorabuena, sigue así :). Y gracias por enlazar y leer mi blog!!!

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    1. Es verdad, pero incluso en la comunidad no siempre es todo color de rosa (también está bien que a veces llevemos palos, porque es la única forma de aprender, y no todo va a ser bueno, jejeje).

      Muchas gracias por tus piropos ;) Y de nada por enlazar tu blog, si no fuese un blog tan interesante no lo enlazaría ;)

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