Pincha y entra. ¡Hay que frenarlo!

lunes, 16 de julio de 2012

Judas arrepentido.

"He traicionado a buenos amigos, he maltratado a seres queridos, he despreciado, he humillado y la vanidad me ha envelesado. No logro entender cómo he caído en la trampa de convertirme en cretino. Soy imbécil, qué disgusto, mea culpa, mal asunto. No sé qué pasa, no sé que tengo, al enemigo lo llevo dentro"


Suele pasar que juzgamos con distinta dureza a los demás y a nosotros mismos. Normalmente somos terriblemente más duros con los demás, mientras que con nosotros somos indulgentes hasta dar asco. Sucede que cuando el daño se hace entre seres queridos, ellos son mucho más indulgentes con nosotros que nosotros mismos, supongo que cuando alguien al que apreciamos nos hace daño ponemos por encima el cariño que le tenemos a esa necesidad de tener siempre la razón y ser los buenos. Pasa que cuando somos conscientes del daño que hacemos, descubrimos que ese bueno que siempre tiene la razón y al que los demás valoran tan poco (esto es, uno mismo) no sólo no es tan bueno como creíamos, sino que puede esconder miserias mucho mayores que las que vemos en el ojo ajeno. Supongo que todos somos humanos, y en nuestra naturaleza humana están tanto las virtudes como las miserias, y hacer daño a gente a la que quieres es sin duda la mayor de las miserias, a veces manifestada de forma pueril, pero no por ello menos importante. Supongo que soy imbécil, y eso es un mal asunto, qué disgusto. Qué disgusto hacer daño, y qué disgusto darse golpes de pecho y lamentar haber hecho daño, para purgar las penas y estar otra vez en situación de cagarla de nuevo. Qué disgusto lamentarse y recibir la palmadita en la espalda y el ya pasó, no pasa nada, convirtiendo el mea culpa en una fórmula para victimizarse a uno mismo (y es que uno puede ir de víctima diciendo lo mal que se portan los demás con él, o diciendo lo malo que es y lo mucho que sufre por ello, caso del que escribe).

Está claro que cuando hacemos daño a una persona a la que apreciamos, lo hacemos sin mala voluntad (si lo hacemos con mala voluntad, entonces, obviamente, es que tanto no la apreciamos). Y está claro que la intención que uno tiene cuando hace cualquier cosa no es un tema que no tenga importancia. Es muy importante saber diferenciar cuando uno hace mal con mala fe o por negligencia. Pero la buena fe no puede ser excusa para el mal que uno hace. En ese sentido tuve la mala fortuna de decepcionar muy seriamente a unas personas a las que aprecio con todo mi alma, relacionadas ambas con este mundo del BDSM, y digo muy seriamente porque más allá de la percepción que estas personas tengan sobre el suceso (que no voy a relatar), me resulta muy serio decepcionar a personas a las que valoro tanto. Hoy tuve la oportunidad de pasar con ellos el día, y pude comprobar que a pesar de mi comportamiento censurable, su trato fue exactamente el que había sido siempre, como si nunca hubiese pasado nada.





Pequeño regalo/putada para beber en público :)



Descubrir que, a pesar de todo, las bromas, la confianza, la complicidad... salió ilesa a tu arrolladora estupidez, y a la decepción que causaste; descubrir la capacidad de la gente de hacer borrón y cuenta nueva donde perfectamente podrían decir "adiós, muy buenas", realmente me emociona.

Y no puedo pasar sin hacerlo público. No puedo pasar sin hacer pública mi emoción y mi gratitud. Gracias, porque hacer que hoy sea un poco menos imbécil que ayer.




******



 se acercó a Jesús y dijo “¡Salve Rabí!” y lo besó. (Mateo 26:48).
 arrojando las monedas de plata en el templo se marchó, y fue y se ahorcó. (Mateo 27:9).

Sin pensarlo. “¡Salve Rabí!”
dijiste al tiempo que vendiste
a aquél que todo te enseñó.
¿Sabes en qué te  convertiste así?
¡Qué miserable te supiste
con quien tanto, tanto te dio!

Sin pensarlo. “¡Salve Rabí!”
dijiste por ésta, la boca mía,
y en ese instante yo vendí
a quien tanto respeto tenía.

Eres tú aquél al que llaman Judas,
eres aquél que habita en mi piel.
Ven, carga tú la condena que penas
con la del que no fue ni leal ni fiel.

4 comentarios:

  1. He leido con calma tu entrada y la verdad me ha emocionado, creo que es muy importante saber ver que realmente somos humanos y que solemos equivocarnos una y mil veces y tantas debemos de errar,tantos fallos comentemos en la vida y sobre todo a los seres que queremos, quizas por la cercania que tenemos con ellos cosa que hace que el roce intensivo a veces desemboque en esto o realmente no se porque. .. De todas formas es genial poder contar con las personas que te quieren y que saben distinguir que tu error no es mas que eso, que no se ha echo con maldad, por que aunque el daño sea el mismo la intencion no lo es.
    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. :) Gracias por tu comentario, andreaa, la verdad es que sí, contar con gente que a pesar de todo te quiere es sencillamente genial, y quizá sea por eso precisamente por lo que en estos casos uno tiene que tener consigo mismo la severidad que por el cariño no tienen las personas dañadas.

      Un abrazo :)

      Eliminar
  2. Y le dijo la sartén al cazo...

    Ya sabes lo que pienso al respecto, y tu lo has hecho como tenias que hacerlo, ahi está la diferencia entre querer y hacer.

    Una vez es un error, dos ser gilipollas, tres ser mala gente, y se que tu estas en el primer grupo.

    Un beso

    ResponderEliminar
  3. :) Gracias Ama Isthar. Lo cierto es que no lo hice como tenía que hacerlo, de ser así no habría nada que lamentar. Y honestamente, un poco gilipollas sí que soy.

    Muchísimas gracias por todo, que no es precisamente poco.

    Un beso :)

    ResponderEliminar